martes, 13 de octubre de 2009

Sincericidio

La vida -al menos la mia, creo, de todos modos, que todas, pero para qué ser tan abiertamente totalitaria- es una sucesión de accidentes. Creo que algo así decía Lennon.
Por eso, después de unos meses sin sexo -pero con todos sus prolegómenos: depilarme, tanga divina, exquisito perfume-, el día que salgo y lo tengo es el mismo día que había decidido no salir: me buscaron a las 2 am y tuve 15 minutos para vestirme: terminé con una media negra y otra blanca, con una bombacha que no me favorece, sin maquillar y con un par de pelitos en las piernas. Y es que, claramente, cuando cerraba la puerta de casa, lo que menos se me hubiera ocurrido es que ese día finalmente iba a ponerla.
Y, después, te das cuenta de que no era eso.

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