lunes, 31 de diciembre de 2012



Hace mucho que no escribo acá. Hoy que termina el año vuelvo. Tengo algunas preocupaciones en la cabeza: ¿hasta qué hora pasan los bondis hoy? ¿cómo voy a llegar a lo de L. a pasar año nuevo? ¿Qué va a pasar con mi ex, ahora que hace unos meses nos vemos para coger y charlar, pero la semana pasada me enojé cuando se fue porque me dejó caliente y, seguro, va a pensar que es un tema de sentimientos cuando no?  (¿no?) ¿Le mando el mail al pibito, aunque esté de vacaciones con su nueva novia? Cada día entiendo que me gusta más y más y no entiendo cómo pasó todo este año sin pasar nada concreto con él y aún así quererlo tanto y cada vez que tengo sexo se me aparece: ¿es eso el amor? Todavía no le hice el dobladillo al vestido que pienso usar en apenas horas, me da fiaca activar. ¿Me sentiré una rehén hoy, sin auto, año nuevo, a merced de las fiestas de mierda que mi amiga tenga ganas de asistir? ¿Sería mejor quedarme sola, acá?

Tengo otro blog. Ahí no es anónima la cosa. A este lo fui dejando, no sé por qué. Pero lo quiero: es como un diario neurótico y bobalicón (buena palabra).

Dejé terapia hace un montón. Por primera vez, tengo ganas de volver pero diferente: no quiero ir a un psicoanalista,  quiero una terapia cualquiera, de esas más concretas y hasta -quién te dice- no me copo con una new age. Que haya velitas en vez de palas para levantar la tierra de lo pasado. Por primera vez, tengo ganas de volver pese a que me siento bien; quiero volver para hablar de dos cosas:

1) Me di cuenta que conecto con gente que está en crisis. Ahí conecto re bien. Escucho, comparto, opino. Se genera amor o cariño. Pero en crisis, es imposible construir algo. Y me doy cuenta que finalmente tengo ganas de estar en pareja, de enamorarme, de compartir. Con gente rota, como yo, no puedo, o no se puede, o no quiero.

2) Tengo una angustia muy grande cada día, cuando me despierto. Creo que me pasa todos los fines de semana y que, ahora que no trabajé esta semana, se agudizó. Y son las fiestas, también (no es mi época del año favorita, claramente). Me cansé de ser un clisé. Su-pe-ra-lo. Por eso, no me quedo en casa sola hoy. Como lo haría mi madre, como lo haría un clisé. Más difícil es pelearlo, pelear la depresión. (pasa un tren, ¿hasta qué hora pasarán?) Todos los días, me despierto con una angustia grande. Recuerdo un libro de Asís: "polo matinal de la angustia". ¿Será eso? ¿Qué era eso bien? Todos los días, me despierto ahora que combatí el insomnio a fuerza de Melatol con angustia, como si se hubiese desplazado, como si poblara el día ahora que no puede atormentarme de noche. Y tengo que hacer algo, ver a alguien, que me reafirme quiensea que no estoy sola. Y no estoy sola. Todos los días lo compruebo. Compruebo que no estoy sola, compruebo que estoy bien. Pero me despierto y me da pánico un día levantarme y estar sola, y estar mal, y quedarme en la cama.

Ayer soñé que estaba con una de mis hermanas (no sé cuál). Ibamos a una especie de parque o zoológico. En un momento, nos tirábamos a una pileta muy grande y cristalina. Invitaba. Nadábamos. Ella creo que iba a caballito mío. Y de repente nos dábamos cuenta de que no era una pileta, era el hábitat de un oso polar. Nos daba miedo. Nadábamos rápido, para salir, y también atentas, mirando a ver si lo veíamos. Era una amenaza. De repente, recordábamos que había salido en las noticias que el oso polar había muerto por el calor (noticia real, por cierto). Entonces la amenaza que nos atormentaba no era real, esa era la revelación del sueño. Como en la vida real. Y todo lo que quedaba era una pileta azul intensa y un día soleado que disfrutar, aunque la amenaza seguía latente, aún sabiendo que no existía, aún sabiendo que no era real.