miércoles, 29 de febrero de 2012

Ponele.

El objeto de mi deseo, del que me hago cargo, me dice, alcoholizado, "te amo te amo te amo". Y, en seguida, me pega una piña en la cara.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Internet se colgó y quizás sea una señal


No. No lo extraño a él. Extraño, quizás, esa puerta que me abrió, esa ser otra que me impulsó a ser grandiosa y hoy, en cambio, cuando ya todo pasó, lo nuestro sí, pero también mucho más, hoy, soy una oficinista pequeña en una CIA de pacotilla, hoy que las manos me tiemblan de bronca y que sé que todo se hace así, mal, y que ellos irremediablemente piensan que soy una loca, y que un solo día de horror basta para arruinar una vida de apariencias mentirosas, o de anhelos de ser algo que no puedo, hoy que llueve y que en esta cama inmensa estoy así de sola, vuelvo a creer que nada es posible, tomo un sorbo de cerveza, tipeo con este dedo roto y una curita a punto de ceder, y pienso en todo lo que querría haber sido, todo lo que me gustaría hacer, y que no sé, y pienso nunca sabré, ser. Me arrebata, de nuevo, la inmovilidad. Pienso en ese otro, que es igual a aquel anterior, que me hacía lo mismo. Pienso en mi imposibilidad de pensarme distinta, en el fatalismo, y en la angustia, acá, en el pecho.