miércoles, 30 de diciembre de 2009

Oníricos

Soñé que estaba en una especie de congreso. Un expositor hacía un juego del ahorcado a modo de ponencia. Yo adivinaba que las dos palabritas eran "res cogita" (después dudaba, y le agregaba un -ns: "res cogitans") Cuando preguntaba la traducción, dudaba, pero arriesgaba "intelecto racional" y ganaba.
Reflexiones post- oníricas:
- ¿Qué mierda me pasa?
- Mi inconsciente, a diferencia de mí, no se toma vacaciones.

martes, 29 de diciembre de 2009

me arde, me quema

Esquivando a unas niñitas de 10 años -aprox.-, me caí de la bici. Debo admitir, también, que las tuve que esquivar porque antes había hecho una maniobra que las puso en peligro. Me tuve que tirar, y me hice tortita! Pobres rodillas, no tenía moretones así desde que era chica. Como no puedo evitar el drama, fui a una guardia. Cuando un médico clínico me dijo que tenía que ver a un traumatólogo porque quizás tenía "agua en la herida", y mencionó palabras tales como "edema" y "crosta", inmediatamente me bajó la presión. Cuando se me nubló la vista, entendí que, como tantas otras veces, estaba al borde de un ridículo desmayo. Me llevaron en silla de ruedas a una habitación, un enfermero divino me atendió como si estuvieran a punto de amputarme un miembro, y, humillada, vi cómo dos nenas de 12 años se bancaban, cagándose de risa, que les cosieran unos puntos en la cara. De chica, cuando me escondía de mis padres para evitar ser vacunada, pensaba que de grande, de algún modo, iba a superar la impresión que el cuerpo me da. Pero no. Conscientemente permanezco inmutable, pero me sigue habitando la nena que no quiere quedarse a presenciar ninguna herida ni pinchazo. Y la muy turra lo logra.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Adiós al empleo

Trabajo en un lugar muy paquete de shanishidro, vendiendo muebles chinos claramente sobrepreciados, que se desmoronan al primer rasguño. A las clientas (son mujeres en un 95%) eso no parece importarles: los llevan como piezas decorativas, no funcionales. Hace tres años y monedas que estoy ahí. Son pocas horas y es bastante solitario, me permite estudiar y leer mucho. Pero el 31 del corriente dejo de trabajar ahí. Hay muchas cosas extrañas que me pasaron y muchas otras que voy a extrañar, paso a enumerar: - Que una clienta comente cómo ha encargado libros por metro para rellenar su biblioteca. - Que una clienta me pregunte: "¿De qué raza sos?" - Que muchísimos clientes crean razonable que les entregue muebles sin que me los hayan pagado previamente: ¡cómo oso pensar que ellos, tan bian, tan guitudos, no me los van a pagar! - Que una clienta me diga "¿me vas cobrando?", yo me dé media vuelta y ella me dé una palmadita en la cola. - El barrio aledaño al hipódromo, los studs que rodean el local, los caballos que circulan por la calle todo el tiempo, el olor a bosta y las moscas imposibles de erradicar. - Caliva, mi amigo cuidador de caballos, confidente, consejero, compañero de almuerzos y charlas impagables. Que me tire una fija, bueno... eso lo va a seguir haciendo... - Mi jefe, un colgado increíble: el año pasado, por ejemplo, hicimos la cena de fin de año en mayo. Eso lo resume bastante bien. - Desenvolver las cajas cuando llegaba un container. El suspenso y la emoción de la novedad que eso implicaba, sentir que abría regalos. - La vergüenza al intentar envolver regalos: en tres años no hice ni un paquete decente. - Almorzar en el pasillito central, con mis hermanas que me visitaban y/o Caliva. - Hacer videos en el local y sus alrededores. - Decorar y redecorar todo. - Los vecinos medio mafiosos, supuestamente piratas del asfalto, que funcionan como ley barrial: cuando hay lío, salen armados a apaciguar. - Los personajes del barrio: el borracho (va, murió este año de cirrosis creo), el gaucho viejísimo que curaba las muelas de palabra, el gordo de enfrente que se peleaba con la ex a los gritos en la vereda. - Que el flujo de clientes fuera tan escaso. Que haya días en que no venía ni uno. - Que nadie me rompa las bolas, y sentir, en el fondo, que estaba cumpliendo mi sueño: que me pagaran por leer.

jueves, 24 de diciembre de 2009

De por qué adoro a mis amigas

La mitad del grupo de amigas que tengo se encuentra en otros continentes: una en España, viviendo, otras en Nueva Zelanda, en febrero se cumple un año ya.
Todas extrañamos pasar juntas nochebuena, huir de nuestras familias para vernos tipo 1 ó 2 en lo de una de ellas, la que tiene una madre fanática de la navidad y su casa parece alparamis. Cocina para un batallón y caemos ahi, tomamos lo que pudimos robar de nuestras respectivas familias, y partimos luego a alguna fiesta pedorra pensando, cada año, "que este año va a estar buena". Nunca sucedió.
Empezó la cadena de mails emotivos, deseándonos felices fiestas, haciendo balances de año, y afirmaciones tiernas acerca de nuestra amistad. El quinto mail, cambiando de tono abruptamente, reza:
By the way (?)... caminando x las calles de auckland nos preguntabamos a quien de nosotras le hicieron la cola? A mi no.... a Ch. si... Y si, va a ser una triste navidad sin uds... Las quiero! Happy cock and balls para todas

miércoles, 23 de diciembre de 2009

La extraña de manzanas rojas, con preocupaciones va

Cuando voy al supermercado, las cajeras me reconocen. Lo mismo le pasa a cualquier otra de mis 3 hermanas. Sucede que mi padre come muchas manzanas rojas. Muchísimas. Llenamos 2 ó 3 bolsas al mango una vez por semana. Supongo que tiene que ver con sus manías compulsivas... Quizás solamente le gusten mucho y ya. Las cajeras nos ubican por las ya afamadas bolsas de manzanas rojas: somos "las chicas de las manzanas". Siempre nos comentan que nadie come tantas manzanas rojas como tu papá! Y, la verdad, me parece sumamente simpático este dejo de familiaridad en un contexto tan frío y alienante como una cadena de supermercados. Estoy con el edipo, a pleno...

martes, 22 de diciembre de 2009

...nada personal...

inquieta creo que esa es la palabra Finalmente hoy me liberé de toda responsabilidad facultativa. Adiós a las letras hasta, al menos, dentro de dos semanas. Sin embargo, me noto para nada contenta; inconforme con el proyecto de adscripción que preparé a las apuradas: fue un plan-de-investigación-express, cual comida chatarra que buscas por automac. Pero el tiempo nunca alcanza. Si espero a tener tiempo y presentar algo que me deje conforme, voy a esperar toda la vida... Y la carrera se va che, parecía que no se terminaba más, y hoy veo una luz al final del 2010. También me puso mal que justo hoy todas mis hermanas tuvieran planes, mis amigas estuvieran a mil, y no tuviera ganas (ni energía) de volver al centro a hacer alguna. Se vienen "las fiesssstassss". Que horror. Y que horror la "gente" (como dice TN), que se alegra. Que fea la cara de las conchetas estrujadoras de esfínteres anales (?) que se escandalizan cuando nos preguntan alegres qué vamos a hacer para navidad y no entienden la PAJA que nos da a mi hermana y a mí, que mi madre ya está hace días llamando para reclamar negligencias imaginarias y futuras, que mi padre sigue inmóvil frente al televisor, indiferente al calendario, que de todos modos nos turnaremos y, como buenas hijas de padres divorciados, pasaremos una fecha con cada uno, aunque ninguna opción nos cierre... ni cerca. La última navidad, mamá casi vuelve a infartar a su recientemente desinternada progenitora. Cómo eso degeneró y se convirtió en nuestra culpa, ya no lo recuerdo. Sí sé que ella había "comprado los ravioles, cocinado los ravioles, servido los ravioles" y que nosotras eramos unas desagradecidas, as usual. También recuerdo que una de mis hermanas se avivó y filmó todo con su celular: ya no nos agarra desprevenidas, al menos ahora guardamos esos momentos de heroína almodovariana desquiciada. Decí que venía bien con ella... la veía una vez por mes, supongo, y ella estaba bien ( es decir, bien dopada), y yo, indiferente. Funcionábamos. Pero ahora, decidió que los psicofármacos no son para ella, y está MUY jodido el temita este de verla. Algún día tendré la fuerza de llevar al extremo mi decisión de "mínimo contacto con ella", y no me someteré a ella ni siquiera para las festividades (cumpleaños, día de la madre, navidad, etc.) Algún día. y estoy así: entre las hormonas, que histéricas, no se deciden a expulsar todo Y YA, y esto de empezar las vacaciones con perspectivas sombrías: todavía con planes muy difusos respecto de algún potencial viaje y sin trabajo desde el 31 de diciembre... bueno, 2010 inevitablemente va a implicar cambios: veremos cuáles, y cómo me los tomo.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿Sacaste la basura?

Hasta hace dos días, al costado de la viejísima heladera verde de mi cocina, había una bolsa de esas negras de residuos, una bien bien grande, llena de, creo, botellas de plástico. Su finalidad no tenía ningún tinte verde, no se trata de reciclar. Al lado de ella, cajas de pizza de quién sabe cuándo, y cartones varios, muchos con esas manchas de aceite que se les impregnan y restitos de comida que quedaron pegados. Hace poco empezaron a aparecer cucarachas en la cocina, yo les avisé, "laven los platos". Pero no hay caso. Me cuesta mucho desnaturalizar ciertas situaciones cotidianas. Tardo en darme cuenta, todavía, de que las explicaciones de mi padre no tienen sentido. O, siendo acaso benevolente - quizás indulgente-, digamos que sus razonamientos son tan peculiares que sólo él puede seguirlos. Después de lo que entiendo fueron dos meses, me decidí a preguntarle por aquella bolsa que se había instalado tan plácida e inquebrantablemente en nuestra cocina. Me dijo "son botellas". Nada más. Recuerdo que las veces que aplasté alguna y la tiré al tacho, me atajó con urgencia: "no la tires ahí. dejala al costado" Iban, todas, a parar a esa bolsa. Tenemos un repasador con un calendario. Está medio viejito, pero se la banca. Arriba, en caracteres enormes, dice "1967". En la cocina, además, hay un cajón que únicamente contiene paquetes de cigarrillos vacíos en los que papá suele tirar las colillas de esos tres atados diarios que fuma. El cajón apesta. Cuando mi abuela murió, papá se volvió a instalar en esa casa que era la de su infancia. Nos dio la oportunidad de poder convivir con él (y de, finalmente, escapar de mi madre). Las cajas llenas de papeles inútiles y dios sabe qué que trajo consigo permanecieron en el ambiente más grande de la planta baja por un año. Él no quería que nadie tocara sus cosas. Él, decía, las iba a ordenar. Algún día. Cuando entrabas en casa era lo primero que veías. Un living -comedor enorme, lleno de mierda. Y uno se acostumbra. Pero yo iba a "tener visitas". J., una gran amiga, emigrada a la madre patria, volvía por unos días. y yo me moría por convivir con ella. Le dije a papá con anticipación. Le dí dos meses. Pero las cajas seguían. J. llegaba un lunes. El viernes lo amenacé. Él pareció entender. El domingo por la noche, lo confronté por veinteava vez durante ese fin de semana. Como todas, me respondió: "en un ratito". Cuando, de noche, ya no había más ratitos, me enojé. Mucho. Pero él tuvo que admitir: "no puedo". - ¡¿No podés mover unas cajas del living al garage aunque sea?! - No, no puedo. Me miró de una manera. No se puede describir. Cuando me enteré de que mi padre era (es) bipolar fue, a la vez, un alivio: al fin las cosas tenían una explicación; pero, también, una angustia aguda, y sentir que tenía que volver a aprender TODO. Que ahora no me podía enojar con él, que debía perdonarle los golpes pasados, las negligencias de siempre, las perversiones. Hace poco noté un "síntoma" (¿con o sin comillas? en esa decisión se cifra un posicionamiento tan fuerte, que prefiero ni pensarlo). Ya había entendido hace mucho que él posee problemas para articular un discurso: cuando está deprimido, le cuesta mucho hablar, hilar frases, terminar oraciones. Cuando está maníaco, el discurso prolifera de modo inagotable. Es frenético, caótico. Vanguardista diría. Es como un potus chomskyano que no para de crecer, que se ramifica hacia cualquier parte. Pero ahora noté que esa dificultad organizativa también se traduce en términos espaciales: el caos debe reinar por todas partes. El cajón de cubiertos tiene, sabemos todos, por practicidad, tres divisiones. Papá las emplea de modo particular: cuchillos (serrucho, esos que se acaban en seguida y de untar), tenedores, y cucharas sopera CON cuchillos sin filo. Encontrar algo para cortar es un quilombo. Papá no puede desechar nada. Y no lo hace con un afán previsor. No lo hace y ya. Mi casa está llena de cosas obsoletas. El otro día mi hermana me comentó que había encontrado cuatro cajas de verdulería y un neumático en la galería: pero no tenemos ni parilla ni auto. Mi casa está llena de cajas, parece que alguien se acaba de mudar. Y mi abuela se murió en el 2003. Siete años. Me cuesta mucho desnaturalizar ciertas situaciones cotidianas. Pero el otro día me dí cuenta de que no tengo por qué aceptar fantasmas ajenos. - ¿Sacaste la basura? - No. - Dejá, la saco yo. ---------------------------------------------------------------------------------- Ayer soñé con mi psicóloga. Falté a la última sesión y prometí llamarla durante el día pero se me pasó. A mi inconsciente, evidentemente no. Hoy fui a terapia y le comenté que había soñado con ella. Me hizo desarrollar. Le dije que estábamos en una casa y yo notaba que ella también juntaba bolsas con basura y no las tiraba más. Ella no veía nada malo, pero yo le advertía. Antes, le comenté la idea de mi último post: en terapia no paro de hablar de papá, en mi blog de mi ex. Su lectura fue que si por un tiempo yo debía llevar las bolsas de basura a terapia, eso estaba bien. Creo que la idea es que hay que sacar la basura para hacer lugar. Quizás, por abajo, detrás de tanta mierda, encuentre algo mío.
Aunque sea, al menos, una botellita de 600.

Bye Bye Feminismo

En terapia me la paso hablando de mi padre; en este blog, de mi ex.

lunes, 14 de diciembre de 2009

"C., nostálgica, pero aún así alegre, escribe en su blog:"

El problema es que cuando estoy enamorada, toda mi creatividad se ve consumida por el objeto de mi deseo. Me acuerdo cuando se me dio por narrar la vida de mi ex: le mandaba mensajitos de texto como si fuera el narrador omnisciente de su vida.

martes, 8 de diciembre de 2009

Anecdotario

Delicias cotidianas de la vida durante época de finales: - Quemada a tal punto que he sacado una fuente del horno sin nada que medie entre ella y mi mano. O sea, literalmente quemada. - Tan quemada que intenté ponerme un tampón, y ante una inesperada resistencia, noté que ya tenía uno puesto. Bueno, uno y medio.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Oníricos

Tuve un sueño... sexual... no creo adecuado calificarlo de erótico:
Estábamos besándonos muy acaloradamente con un masculino indefinido. Llegaba el momento de las concreciones y, entonces, él procedía a colocarse un preservativo. Lo peculiar era la forma: parecían dos bolsitas, una que cubria las bolas y la otra, el pene. Pero esta última tenía un cierre, como si fuera de ziploc, todo a lo largo del miembro. Yo preguntaba al respecto, él se reía y me aleccionaba.
Todavía me impresiona la idea.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Metódica

¿Cómo saber si una persona es significativa para uno? También sirve a la inversa: ¿Cómo saber si uno es significativo para otra persona? (aunque a veces no hay modo de averiguarlo) Fórmula: la importancia de una persona en la vida de otra es proporcional a las veces que esta última la nombre -a aquella otra- en terapia. He dicho. Además de hacer listas, me gusta pensar que la vida es inteligible a través de formulitas y métodos. Adorno se revuelca en su tumba.

Crónicas nerd

Asistí a las Jornadas de Historia de la Crítica en puan. Es diciembre y las perspectivas de armar un texto orgánico me resultan agobiantes. Esto es todo lo que tuve voluntad de construir: - Viñas: La literatura soy yo Cierre perfecto para estas jornadas de teoría literaria, discurso sumamente narcisista y masturbatorio, de la que su ponencia gagá fue perfecto testimonio: un relato un tanto desordenado acerca de cómo era esta facultad en los años 40. Monjas, filósofos y prostitutas convivían en un barrio en el que David, a diferencia de Caballito, literalmente se "hallaba". Ponencia totalmente anecdótica y personal, confesional, en la que descalificó a todos sus profesores (sólo uno se salvó). El auditorio se reía con él del modo en el que se enseñaba literatura: claro, entre esa carrera que él cursó y la que nosotros cursamos hay una diferencia absoluta: diferencia instalada, seguramente, por la existencia misma de Viñas. Es él el Padre de nuestra carrera, la encarnación del canon. Y le rezamos eh: la solemnidad que rodeó su presencia instaba a persignarse al adentrarse en el aula 218, presencia anteriormente anunciada con veneración: "Viñas está viniendo", "ya llega Viñas", "Viñas ya está en el edificio". Mientras hablaba, un silencio más denso y persistente que el propio de una misa habitaba el aula. Fue su participación muy sintomática: a medida que las divas de la crítica envejecen, el borramiento del sujeto en sus intervenciones va apaciguándose, su figura va tomando protagonismo, hasta llegar a constituir el único elemento que sostiene su discurso: basta leer Cómo vivir juntos, Lo neutro y La preparación de la novela (Barthes) o asistir -en el marco de estas mismas jornadas- a la ponencia de Ludmer. - Si Viñas es papá, Ludmer es mamá: él, moderno por determinaciones temporales, habló de sí con la seriedad y las convicciones que sólo un viejo de 80 puede tener. Ella, en cambio, mucho más posmo se rió de cada una de las etapas que atravesó durante su vida académica, relativizando cada una de ellas, y, en definitiva, dejando entrever que si no hay una verdad de la crítica, la única certeza que queda es ella misma: la subjetividad lectora (privilegada, no cualquiera: ella que pudo leer de todas esas formas y reinventarse tanto como Madonna) como único valor y garantía crítica. - ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Título de película almodovariana que me recuerda obviamente a mi madre. Supongo que uno utiliza como herramientas de supervivencia los recursos que le son conocidos, familiares: literalmente familiares para enfrentar la presencia de mi ex en las Jornadas. Yo interpreté el rol que no en vano mi madre practicó durante años tan convincentemente: la mujer despechada, la madre divorciada en juicio con su ex, que se escuda en sus hijos y los utiliza como armas de combate. Se lo advertí a mi ex apenas lo vi, y también a nuestro muy amigo en común, que pobre, temía ese primer encuentro de los tres. "Estamos en un congreso, de alguna forma me tengo que divertir. Si no trato de perturbar la mente de S., ¿Qué me queda?" Nos saludamos con mi ex y tuvimos una charla casi decente: ok., me hice cargo -como siempre- de la situación, y arme una conversación en la que lo hice reír con muestras de un manejo diestro del humor ácido... pero al menos no lo puteé ni lo ignoré. Un avance (?) Cuando me invitó a sentarme a su lado, de todos modos, le advertí: "Y no, darling, a menos que esté S. sentado entre nosotros cual hijo de padres separados que lo utilizan como medio para violentarse entre sí, prefiero tenerte bien lejos." S. llegó después, y el paso de comedia entonces también lo incluyó a él. Pero no duró mucho, porque rápidamente lo convencí de ratearnos y tomar uno de esos cafés en los que uno se pone al día. Volví ya sin él, pero con una conocida que me resultó muy simpática y me sirvió de escudo protector. F. estaba ahí, horrorosamente adaptado a la academia, chupando medias y pareciéndome más chico, más indefenso y, supongo, menos respetable. Fue raro cuando el paso del tiempo se encarnó tan claramente: escuchando a Viñas sucedió lo que muchas veces me sucede: la aparición instantánea y no meditada de las ganas de compartir ese momento con mi ex, cosas que sólo con él compartía de cierto modo. Y simultáneamente al surgimiento de ese recurrente sentir, apareció la extrañeza de verlo, de que realmente estuviera presente en el momento de desearlo ahí. Pero, claro, él no era ese mismo que anhelo: de ese otro F. con el que compartía tantas cosas de mi vida ya no queda más que la posibilidad de su aparición física. Y sabemos que eso es muy poco. Y se quedó al brindis final, que asco. En un momento de la presentación del libro de Vitagliano, Blanco y Estrín, citaron a Rosa: "que exista la suficiente distancia como para que se produzca el encuentro". Me gustó mucho la idea de la distancia como condición de posibilidad del "estar con". Encontrarse con alguien no sería abolir la distancia con ese otro, sino que ésta sea la adecuada: la necesaria y completamente particular entre dos (o más) personas. Por ahora, la que hay entre mi ex y yo para que -tan paupérrimamente- nos encontremos -y no nos asesinemos- debe ser la del saludo seco, la ironía un tanto agresiva, y la convivencia a la distancia en un mismo recinto. Y no debería ser triste, no. Si toda convivencia implica una lejanía, bueno, es un mero tecnicismo su medida exacta ¿no? ¿no?

jueves, 3 de diciembre de 2009

Días de mierda

Hace un par de días que la vengo pasando como el orto. Todo intento de estudio se ve frustrado, estoy muy cansada, tengo insomnio del angustiante, mi sesión de terapia apestó, me peleé con una de mis hermanas, volví a hacer papelones ebria, llovió toda la semana y perdí mi paraguas, engordé y me aprietan los pantalones, mi chongo no respondió mi intento de reentablar contacto, hoy vi a mi ex y los restos de nuestra relación son francamente patéticos, el tren no funcionaba y me tuve que tomar un 60 que estaba hasta las manos, repleto de estudiantes de 5to año recién egresados: bombos, quilombo y bombitas de olor.
Y, quizás, así esté mi cabeza: bombos, quilombo y bombitas de olor.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

I´m so tired, I can´t even cry...

hoy el insmonio de ayer me parece sueño; pero es imposible negarlo porque, sino, ¿de dónde viene esa sensación de suciedad en el cuerpo, en el pelo, ese mal humor que presiento no se irá en todo el día? ...nada más feo que tener insomnio en casa ajena...