El problema es que tengo la habilidad de atender el teléfono absolutamente dormida, balbucear respuestas coherentes (aunque con cierta voz de ultratumba), quedar en algo muy concreto con alguien, y después, ya despierta, no tener el más mínimo registro de ello.
El otro problema es que mis interlocutores durante mis estados r.e.m. no suelen creer que yo de hecho estaba dormida, y no tengo idea de qué me están hablando ni de por qué me detestan.
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