se apaciguan los fantasmas neuróticos y las pulsiones neurotizantes, los unfinished business se hacen más claros, menos amenazantes, los domingos menos tristes, pasan simpáticos, ya no los trato de evitar
alguna solución, alguna mano amiga, un sábado de enfrentamiento triunfante ante arraigados miedos, un domingo en el mercado de pulgas y una silla destruida y divina que ha pasado a ser mi primer mueble
y, sobre todo, sentir la energía en el cuerpo. que volvió a correr sangre.
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