domingo, 18 de abril de 2010

Yo era una chica asustada.

Es curioso cómo las mismas cosas de mi padre que antes me torturaban, ahora me causan gracia, y quizás hasta me dan placer. Vamos juntos a sacarnos sangre. Mutuamente dependientes: él me necesita para poder salir de casa; yo, porque es inevitable que me baje la presión y tener algún acompañante ayuda a reducir al mínimo mis escenas dramático-histéricas. Salimos. Le pregunto la hora, sonríe y me muestra su muñeca: tiene el reloj puesto, pero está parado. "Estaba viendo si me animaba a ir a la joyería". Vamos, le ordeno. Caminamos dos cuadras y estamos. Papá siempre hizo de todo un ritual. Personalidad obsesiva. Cada lugar al que iba, lo conocían. Para bien o para mal. Entramos en la joyería y al instante lo reconocen y gritan su apellido: tanto tiempo! Le tira un piropo a la señora ya bastante mayor que nos atiende primero, uno de los dueños escucha y viene corriendo de atrás a saludarlo. Papá me lo presenta, el hombre me saluda con una gran sonrisa y me dice: "¡tu papá trató de pisarme con el auto una vez!"* Lo dice con cariño, con cierta admiración rara. No me sorpende, le digo, y me rio. Después llega el otro dueño. Éste saca un cajón, revuelve, y encuentra un reloj en un sobre con el nombre de papá. Tomá. Lo vi el otro día. Papá le pregunta "¿cómo salió la operación?" El otro duda, recuerda, dice bien.
- ¿Hace cuánto tiempo les dejaste el reloj papá?
- Y... él se estaba por operar... eso fue hace cinco años, así que hará un poco más.
Es muy chocante ver a papá, encerrado en casa el 99% del tiempo desde hace más de cinco años, interactuar con gente. Me descoloca ver resurgir esa faceta ya muerta en él, el small talk, su simpatía extraña. Es raro porque antes él era así. O, al menos, yo pensaba que él era así. Y ahora sé que esos cinco minutos de interaccion cuasi-normal requieren de un esfuerzo enorme para él, implican un gran sufrimiento. Es raro porque parece al revés.
Vamos a la farmacia. Nos traen la mitad del arsenal que consume, y mientras el farmacéutico busca el resto, papá disimuladamente agarra una cajita, saca una pastilla del blister y la pone en su boca. ¡¿Papá que haces?! ¡Pareces un adicto al crack! Se ríe, con una mueca medio rara, como un bebé que hace fuerza para cagar. ¿Estás intentando tragarla? Y me hace reír aún más mientras asiente con la cabeza.
* Su comentario me hizo recordar esa vieja costumbre de papá. El mismo solía, al encontrarse en la calle con algún conocido, tirarle encima con extremada violencia el auto. El otro, si sobrevivía al susto, con el auto a medio centímetro de su cuerpo, levantaba la vista para ver la cara excitada de papá y su sonrisa que daba miedo y, muchas veces lo maldecía. Algunos notaban que algo andaba mal, y de ahí en más lo rehuían. Otros, como el joyero, se involucraban en una relación intensa (como todas las de papá) que incluía papelones de todo tipo, desapariciones súbitas y prolongadas, reapariciones, peleas y gastos excesivos.
Es raro. Porque ahora me parace una anécdota graciosa. Y papá, un personaje muy simpático. Pero antes, cuando iba en el asiento del acompañante, tenía ganas de morirme. O miedo de morirme.
Yo, antes de saber que papá es bipolar, pensaba que estaba mejor. Pero no. Sólo está en una fase depresiva muy aguda y muy larga. Y a papá-que-me-da-miedo hace mucho que no lo veo. Y es un alivio. Pero recién ahora me doy cuenta que algunos destellos suyos, muy apagados, sobreviven; y también, que en algún imprevisto y obtuso sentido, lo extraño. O será que papá-que-me-da-lástima me pone muy triste.
El otro día en terapia le relaté la vez que testifiqué en contra de papá. Mi psicóloga remarcó ese en contra. ¿Vos dijiste algo que no fuera la verdad? ¿No corría riesgo tu vida? Cómo explicas, cómo pones en palabras la diferencia, indecible, entre los hechos y los hechos. Entre la Verdad y la verdad. Entre el libro de texto para psicólogos y vivir una infancia tan de mierda.
Cómo explicás que ninguna alternativa era mejor. Que la vida a veces no tiene un happy ending que te consuele. Que es. Es así. Y ya.

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