miércoles, 13 de octubre de 2010

"Atardecer de la esperanza" o "qué vida puta!"

El chofer del bondi me da una mirada reprobadora, mueve la cabeza resignado mientras me dice "la puerta se abre sola". La frase que te hace llorar, ahí, justito esa, que te desarma de repente. Y es que cuando menos te lo esperás zas!, el 1% de probabilidades de que la operación cardiológica de mi abuela salga mal se hace realidad. Y los 3 bypasss se convierten en una pesadilla y una arteria principal por la que no pasa ni una aguja de coser y-es-un-milagro-que-no-se-haya-muerto (y que haya sobrevivido la operación). Dormir cinco horas mal, entrecortadas por sobresaltos inútiles y sueños del tipo "nos daban el parte médico como ayer pero nos decían que se habían equivocado, que todo iba muy bien".

In the meantime: las prácticas de didáctica. Ir al colegio casi sonámbula con miedo de estallar en llanto ante el mínimo incidente, ante la falta de una tiza o un "¿puedo ir al baño?". Encima el colegio que estaba a 2 estaciones de tren de repente, al son del "tun - tun Sres pasajeros se les informa" se convierte en un establecimiento remoto y el simple viaje en un factor de ese tipo de estrés que no debería existir (el de antes del mediodía). Corridas hacia medios alternativos y modo automático estresado ON. Desquiciada paro un bondi y ante la lentitud de la puerta, reacciono empujándola yo.

Y hoy, el día de su cumpleaños, contamos las horas para creer que su muerte se puede evitar.

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