sábado, 18 de diciembre de 2010

The best is yet to come

¿Y por qué ya no me puedo ir a dormir y las tetas me duelen hace días y no me viene y no me viene, y me estoy muriendo de cáncer de útero, si coger no cojo, hace meses, hace tanto... y sí, me debo estar muriendo, seguro, igual todos nos estamos muriendo. Lo díficil es mirar la muerte, mirarla de frente, aceptar que ronda por acá. Y esta época del año tan chota, todas las familias tienen sus quilombos, pero se perdonan de algún modo, o disimulan, o se sobreponen. No como yo, que no quiero verle la jeta a mi vieja y prefiero vivir con papá bipolar y todas sus locuras y calzoncillos agujereados al punto de hacerme llorar. De Dragon Ball Z le voy a comprar, como regalo de navidad. Y otro final postergado por pánico escénico de "no llego, no llego, no llego". Quiero que Papá Noel me devuelva la magia, eso raro que de a pequeños momentos fuera del tiempo, muy de vez en cuando, se presenta y vivifica y da sentido y escalofríos. Eso, exactamente eso. Como un volver de la fe, porque todo está bien, y muy lindo, muy funcional. Pero ya nada ni nadie trae promesas de felicidad. 

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