Uno pensaría que lo que provoca este nudo en mi estómago serían cosas como los intentos de suicidio de mis familiares más directos, la simultánea búsqueda de trabajo y departamento, el hecho de que mi hermana que me está bancando en su dpto por un mes, a los 7 días empiece a echarme, la abstinencia sexual prolongadísima, el exilio de mi mejor amiga, los 10 kg de más...
Sin embargo, todas esas cosas las puedo manejar. Hasta con alegría, me atrevo a enunciar. Lo que no puedo evitar que me de todo tipo de tics nerviosos es la charla de literatura que he empezado a preparar y que tengo que dar este jueves en un espacio cultural. No me puedo concentrar, no puedo leer, no me interesa estar en este no-lugar, intentando en vano concentrarme. Prefiero ir a cenar con mis amigas, recordar la noche de ayer, las aventuras en el Golden, la fiesta posterior, y cómo intentamos (pero no nos salió) colarnos al casamiento de un compañero de la secundaria. Prefiero comer el bizcochuelo que cociné, ver clasificados online, crearme un twitter. Y putear,
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