lunes, 9 de noviembre de 2009

Cosas que sé/se

Superar a alguien involucra un aspecto de la lógica marina: es un proceso con avances y retrocesos.
No sé para qué tanto vuelo poético para decir que casi va a ser un año desde que corté, y que hay días en que él no está presente y otros en los que sí; algunos en los que me alegro de estar sola, y otros en los que lo extraño. Más que extrañarlo, el sentimiento que se apodera de mí con frecuencia es el odio, bronca de que haya elegido erradicarme de su vida, aunque siempre aclarando que era yo la que lo había decidido. Yo, en cambio, me dediqué a cortarle, a aclararle que no lo quería ver nunca más, pero siempre buscándolo, recordándolo, intentando hacer todo lo opuesto. Y, al final, el existencialismo algún punto tenía: porque somos lo que hacemos, al fin y al cabo, che.
Tampoco sé si la primera persona singular del verbo saber en presente lleva tilde, o si ésta es un resabio de una anacrónica norma ortográfica que cuando era chica se desacreditó.
Por otro lado, creo empezar a saber, a entender, una característica mia: no funciono bien en grupos. Ser la tercera me sienta bien, todavía. Pero cuando somos cuatro, ya no me hallo. Siempre luché contra eso, siempre pensé que era tímida, y que se me iba a pasar. Pero al borde del cuarto de siglo, quizás sea hora de admitir algo que no necesariamente sea una limitación. No me gusta depender de nadie, y a la vez, todo lo de autoritaria que tengo cuando somos 2, se transforma en pura complacencia cuando somos 4. extraño... pero muy cierto. Quizás por eso tenga relaciones tan pasionales con la gente cercana, y pase tan desapercibida en funcionamientos grupales en los cuales jamás se recuerda mi nombre.
Mi nombre... ese que empieza con C. (como en sé ó quizás se)
Qué tonta.

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