martes, 6 de abril de 2010

pasado pesado

recupero la emotividad del duelo. lo veo a través de la ventana del aula, lo veo sonreír, al pasar, dos veces. lo veo con ropa distinta de la que yo conozco, y lo siento como una traición. lloro pegada a la almohada, me canso, me duermo. no sueño. no es, afortunadamente, como el día anterior, cuando soñaba que estaba en su casa escribiendo en la pc, su mamá estaba contenta de que yo esté, y yo lo esperaba, que vuelva del trabajo, ver cómo reacciona al verme ahí, ahí donde ya no puedo estar. y él, finalmente, llegaba. pero no había ningún pathos en su reacción. tranquilo, molesto, me indicaba que me tenía que ir. y se iba, antes, él. y ayer, de algún modo, dreams come true.
como cuando conectas un aparato nuevo y te sobra un cable. todo parece funcionar, parece. pero vos sabés que hay algo fishy en el asunto.
como el vecino que puso en venta su tronco artificial.
segunda vez in a row que voy a terapia convencida de estar bien, y termino llorando desconsoladamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué sensación tan conocida... Ojalá alguna vez esté convencida de que estoy mal y me dé cuenta de que estoy equivocada...