sábado, 3 de abril de 2010

the person formerly know as me

No sé cómo sobreviví tantos domingos juntos, apilados, que se fueron reforzando entre sí, dejándome el culo chatito y dolorido ahora que tengo wi fi, una notebook, una monografía al borde del fin, y mucha procrastinación internética.
Devoré Diario de duelo, lo que me obligó a recurrir a Fragmentos de un discurso amoroso. Es asombroso todo lo similar que hay entre las experiencias que podemos tener del amor y de la muerte. También creo que, en algún punto, me aferro al duelo de mi ex. Me cuesta soltarlo, dejarlo, de una vez, ir. No a él, al duelo. Sigo viendo compulsivamente películas que traten acerca de frustradas parejas y leyendo todo lo que pueda sobre la experiencia del duelo. Quizás porque de nosotros, es lo único que me queda. Probablemente también porque sé que soy una de esas personas a las que le resulta difícil enamorarse, y presiento que no va a volver a pasarme algo así en tiempo. Entonces, el duelo es todo lo que me queda del amor.

No hay comentarios: