lunes, 4 de octubre de 2010

Déjame llorar, déjame llorar, que ya estoy cansada, de bailar bailar

No me importa si Puan está tomada hace un mes y quizás mi so called último cuatrimestre pasa a ser el ante-último. Fluir. El estrés ya fue. Operarán a mi abuela, que me narra picarona cómo se escapó de su cuarto hospitalario para meterse en la misa de la capilla del hospital, y comulgó en piyama rosa guiñándole un ojo al cura que ya la ubica. Les enfants terribles menos terribles, y ya voy planeando el pic nic de fin de año.

La desidia facultandense a la orden del día, pero la ama de casa a flor de pie: berenjenas a la parmesana y demás platos elaborados con amor y delicadeza inédita.

Extraño coger.


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