Celina dejó el libro. Tenía un mensaje de
texto. Sonrió antes de verlo, seguro era Fritus, borracho de nuevo. Miró el
celular y no… Era Solvieg Terrestre. “Atendeme o me suicido”. Estalló, Celina
estalló de risa y se tiró un pedo. Corriendo, salió del cuarto, buscando a
Lucía.
-
Nah,
que genialidad.
-
Sí
sí, se superó a sí misma.
-
Che,
¿ayer al final que hiciste?
-
Vino
Fer y fuimos al taller de exnovios. Venía todo muy bien hasta que de improvisto
me metió el peine ese, ¿te acordás?, mi peine de cuando era chiquita, ese rosa
con corazoncitos, se lo pedí y me lo trajo, ¡pero en el medio del taller me lo
metió en el culo!
-
¡Qué
horror!
-
No,
si me encantó. El problema fue que no me entraba bien, y Fer se frustró. Lo
sintió como… una ofensa a su hombría. Yo que sé… nunca voy a entender a los
hombres. Encima sabés que siempre le molestó que yo tuviera labios carnudos,
eréctiles…
-
Che…
y a Solvieg Terrestre ¿qué le vas a responder?
-
Ahhh
cierto… Emmm… No sé. Después veo.
-
Ahh…
-
Che,
qué día tan gris. ¿Hacemos algo?
-
Sí,
pero no se me ocurre nada.
-
No,
a mi tampoco.
-
Y
mañana es lunes, de nuevo.
-
Sí.
-
¿Y
si llamamos a la guardia? Digo… así paseamos un poco. Siempre quise viajar en
ambulancia.
-
¿Por
Solvieg Terrestre lo decís?
-
Claro,
boluda.
-
Y
sí… Si no tengo un mango, no se me ocurre nada mejor que hacer.
-
Bueno,
pero llamá vos, que a mí me da vergüenza.
-
¡Pero
qué pelotuda que sos!
-
Dale,
no seas así.
-
Bueno,
llamo. ¿Pero qué les digo?
-
La
verdad: que tu vieja se quiere matar.
-
¿Así
se los digo? ¿No suena medio chocante? ¿Medio frío?
-
Pero
qué mierda te importa cómo suene. ¡Lo importante es que manden a la ambulancia!
-
¡Pero
mirá si justo llega antes que nosotras!
-
Pero
sos pelotuda eh!!! Eso no va a pasar. ¿Sabés lo que tarda una ambulancia en
llegar?
-
Sí,
tenés razón. Che, antes de llamar, ¿te acordás cuántas calorías tiene un litro
de cerveza?
-
Creo
que 2.000.
-
Igual
ayer yo tomé la mitad, medio litro, creo. Más esa ensalada y el yogur, ponele
que serán… 1.500 calorías. La puta madre, un montón.
-
Sí,
sos una gorda hija de puta.
-
Callate
vos, pelotuda.
-
¡Vos!
¡Frígida de mierda!
-
Ninguna
frígida, no es mi culpa si mi pito no me deja acabar. Es como que se mete en el
medio de mi clítoris.
-
¡Qué
asco!
-
Asquerosa
vos.
-
Dale!
Llamá!
-
Bueno,
ahí llamo.
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