viernes, 25 de abril de 2014





Ahora pienso que lo de ayer era mentira
viniste medio en pedo de misa
y dijiste que la hostia se parece mucho al pan.

 Mi papá una vez, en pleno éxtasis religioso, me pidió que rezara un Ave María
para salvar su alma y la de mi abuela.
Yo no creía en Dios ni en la Virgen
pero creía en su dolor
y recé.

 Recé fuerte y mucho aquel día, recé casi con convicción.
Hoy pienso que no existe el destino ni la salvación
Pero veo los ojos de papá, verdes, acuosos y perdidos
y lamento no haber podido creer nunca en el perdón.

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