lunes, 29 de marzo de 2010

Deja vu

Me siento vieja para estar en clase. Seis años de cursada. El 90 % de la gente a mi alrededor tiene cara de pichi que todavía puede sorprenderse ante un comentario provocativo y el abanico negro de Link. Recurso Literatura del Siglo XX porque se me vence en mayo y sé que para ese entonces no voy a haber hecho la monografía correspondiente. Lástima, tenía nueve en la cursada que hice en el 2006. Todavía tenía cara de pichi y Link me voló la cabeza. 2006, buen año. No sé, quizás la recurso por cábala. Ese año conseguí un buen laburo, lo que parecía ser -como todos al principio- un bueno novio/una buena relación amorosa, un simpático grupo de amigos puanners, y buenas materias con buenas notas. Este año tengo que recibirme, la auto-presión al respecto es fulminante. Tanto, que en el verano no hice nada al respecto. Es más, este año tengo que hacer algo -algo que no sea puán- que me comprometa. Algo que no sea un curso en el Rojas, alguna de esas cosas que revolotean permanentemente alrededor de mi cabeza y que me dan demasiado miedo concretar. Nadie me interesa. Ni cerca. Abstinencia prolongada, de sexo sí, pero también -y mucho más angustiante- de interaccciones humanas estimulantes. Noté que estoy bastante peculiar y exigente últimamente con la humanidad. También noté que no se debe a ningún delirio de grandeza nor adjudicación de algún tipo de superioridad respecto de ella. Soy un embole que no se arriesga a nada, cooptada por una endogamia que elijo elegir permanentemente, que no me deja irme de casa, ni dejar de cuidar a papá, ni hacer un proyecto económico/lúdico/o-lo-que-sea. Lo soy, lo sé, y no sé por dónde empezar a cambiarlo. Supongo que en el fondo, mi falta casi absoluta de libido no tiene que ver con los hombres ni con la humanidad. Tiene que ver con que yo no me encuentro, ni en lo más mínimo, atractiva en tanto persona. En otro orden de cosas, mi amiga se puso en el caralibro que tanto detesto, status "en una relación absolutamente genial con mi dildo". Y, en otro otro orden de cosas, creo que vi a mi ex en Puán, pispeando hacia adentro de mi aula mientras pasaba por el pasillo.

3 comentarios:

querés melón? dijo...

Pensás demasiado lo que, en principio, no está nada mal. Solo me da la impresión que estás dirigiendo mal esos pensamientos, no están del todo bien encauzados.


Aún así no dejan de resultarme absolutamente atrapantes.

pd: por cierto que, por lo que pude ver, Puán tiene ese efecto en los que cursamos allí.

Bloody Mary dijo...

Me alegra que, al menos, esos pensamientos sirvan para algo más que como alimento de mis neurosis.

De todos modos, no capté exactamente a qué efecto, respecto de cursar en Puan, te referís: ¿la angustia existencial o la autoexigencia paralizante? jaja

Saludos desde el más aca

querés melón? dijo...

No, me refiero a apuntar mal el ejercicio intelectual.