martes, 10 de agosto de 2010

Inside and out

Imaginate que voy a la psicóloga y me la paso hablando de les enfants terribles y, a la vez, surge algo así como una conciencia metaterapéutica que empieza a maquinarse con el recuerdo de la propia adolescencia y aquella conciencia rebelde que imaginaba a sus profesores en terapia hablando de ellos y de ella. Instant karma, y me callé.

Entonces, otro tema:

Mi profesor. O mi neurosis. La misma por la cual me dejó de gustar bastante vía caralibro por sus frecuentes uploads de arraigado fanatismo católico. Y no por eso, per se, sino por el inveitable edipo que conlleva. Y, después de desvaríos varios acerca de las razones por las que él no me conviene, llegar a la conclusión de que esta batalla de pros y contras que se da en mi cabeza tiene una existencia demasiado imaginaria, quizás únicamente imaginaria. ¿No? Como ponerte a autosabotear algo que vos solita creaste en tu fantasía. Fucked up. Imaginate otra cosa, mínimo, una que te cierre, concluí. Yo. Porque mi psicóloga ni mú.

Lo que no me gusta de terapia es que es resulta muy autocondescendiente. Y no entiendo, al final, si el punto es asumirme como sujeto de mis propias decisiones o aceptar la contingencia y asumirme como sujeto de lo-que-se-fue-dando.

No hay comentarios: